martes, 15 de marzo de 2011

ANTROPOLOGIA SIMBOLICA DEL PAISAJE


Nativo.  Fotografia tomada durante el proceso de Cuerpos Paisaje.  Oct. 2007.

Este material proviene de un estímulo otorgado por el Ministerio de Cultura, una pasantía nacional, modalidad 2: formadores, realizada en Necoclí, Colombia en el año 2007.





               DESARROLLO TEÓRICO-CONCEPTUAL
La desnudez del hombre evidencia su “ser-lanzado”, es decir, su  necesidad de construir un mundo que en últimas cuentas lo albergue.  Mundo que, materialmente, se construye en un entorno que adquiere su sentido en tanto apropiado, vivenciado, habitado.  Esta apropiación se da en el interactuar con el entorno, identificándose y con-formándose con éste  para, desde el hacer, darle escala humana.

En este sentido, el cuerpo adquiere preponderancia a la hora de hacer un estudio del paisaje, (durante la ejecución del proyecto, el tema del cuerpo en el paisaje se perfiló como eje temático central) en primer lugar, por ser éste (el cuerpo)  un medio que transforma el entorno, con-formándose con el paisaje al darle “escala humana”, pues a fin de cuentas ¿Qué es lo que este mundo debe albergar si no es al hombre, cuya primera habitación es el cuerpo?  En segundo lugar, el cuerpo como construcción social es estructura de sentido (semántica) legible, que se expande en una dérmica del espacio constituida por cinco pieles: epidermis, ropa, casa, entorno social (identidad) y entorno mundial-ecológico.[i]

El paisaje, entendido bien como género pictórico o como realidad espacial, es “mostración”, imagen, experiencia visual de esa dérmica, que como “obra” da cuenta de las formas de habitar y de las visiones de mundo de quienes se con-forman con éste.

Es en este punto donde las prácticas gráficas y pictóricas adquieren relevancia, teniendo en cuenta que son precisamente los pintores quienes nos dan pistas sobre la construcción de ese mundo.  Por una parte, Paul Klee nos cuenta la génesis del mundo, entendido como creación pictórica, cuyo comienzo es un punto gris que se pone en movimiento[i], dando origen a la línea, primer elemento arquitectónico del mundo.  Este punto, como analogía del ser, abre el espacio como posibilidad.  Por otro lado, Hundertwasser nos propone la belleza como valor universal y fuente de felicidad; y en metáforas puramente pictóricas, nos propone un hacer pictórico que se expande a las cinco pieles, “como el moho en las paredes” para, desde el hacer poético, construir espacios humanos y humanizadores, dispensadores de felicidad.  En un entorno que precisa de ser humanizado, las prácticas gráficas y pictóricas deben salirse  de sus soportes y medios convencionales, para, desde el juego dialéctico de develamiento-ocultamiento, interpelar sobre la realidad y motivar a la construcción del mundo que ante todo es lenguaje, y por tanto “es” lo que nos “significa”.

Considerando lo anterior, el paisaje, entendido como realidad espacial, teniendo en cuenta que es “obra” constantemente en proceso de creación y re-significación debe ser entendido y abordado pictóricamente, atendiendo el consejo que Hundertwasser da a los arquitectos, según el cual “…han de construir las casas según la pintura porque ya no existen casas bonitas”, consejo que aplicándolo a la construcción del paisaje motivará el hacer poético en la cotidianidad para la construcción social del territorio.


[i] RAMOS, Miguel Angel: Paul Klee.  La Montaña de los dioses.  En GOMEZ MOLINA, Juan José (coordinador): Estrategias de Dibujo en el Arte Contemporáneo.  Ediciones Cátedra.  Madrid, 1999


[i] Restany. Piere.  Hundertwasser.  El pintor-Rey con sus cinco pieles y el poder del arte.  Taschen.  1999

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